Florilegio

Caminero Trío y David Carpio

De ahí surge también el nombre de este nuevo proyecto, porque con “Florilegio” –del latín flos, floris “flor” y legere “escoger”–, Caminero redescubre su propio repertorio, acercándose esta vez a él desde una perspectiva, la del cante, hasta ahora no abordada por el contrabajista en sus anteriores trabajos, en los que había ya explorado el repertorio de la guitarra flamenca (“Al Toque”, 2022) y otros esquemas estrictamente instrumentales.

Tras un primer concierto en colaboración con la NDR Big Band en su sede de Hamburgo, para el que su director, Geir Lysne, arregló temas escogidos de las anteriores producciones de Caminero, y que se repetirá en la próxima edición del Festival de Jazz de Vitoria en 2024, se planteó la posibilidad de un nuevo reto en su carrera como compositor e instrumentista: hacer convivir musicalmente un trío de jazz-flamenco con un cantaor.

La experiencia tras más de una década junto al maestro de la guitarra Gerardo Núñez ha permitido a Caminero ser un habitual de los ambientes flamencos, donde conoció en su día al cantaor jerezano David Carpio, quien contó con el contrabajista para su espectáculo “Solos” y para la grabación como invitado en algunos de los temas de su disco “Con la voz en la tierra” (2019).

Ha sido cuestión de tiempo que volvieran a encontrarse en el camino del flamenco y decidieran colaborar en un proyecto como éste, que supone no sólo un reto de convivencia musical entre formatos, sino también desde la perspectiva del repertorio, revisando piezas que a priori parecen pertenecer a puzles distintos y que, tras un profundo trabajo de ambos músicos y amigos, desde sus propias orillas, terminan encajando y conformando un paisaje sonoro especial por su fluidez y naturalidad.
El trío de jazz está integrado, además de por Pablo al contrabajo, por el pianista Daniel García Diego y el baterista Shayan Fathi, ambos, por sus propias experiencias profesionales, con un extensísimo bagaje en el lenguaje del jazz-flamenco, lo que permite que el trío acompañe al cante sin que el cantaor eche de menos la guitarra de la que suele ir casi siempre de la mano y que es “hogar” dentro del flamenco.